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lunes, 11 de febrero de 2013

Y es que nieva y el mundo se acaba



No es que me haya convertido en el argentino de Toronto (por si no conocéis la historia, va de un argentino que se va a Toronto a vivir y adora la nieve, hasta que la tiene todos los días y acaba hasta las narices), pero  yo que he conocido lo que es tener la nieve todos los días, véase mi estancia en Helsinki, parece mentira que los señores franceses y suizos no sepan lo que es la meteorología.



Me refiero a que hoy vengo de Ginebra a Talloires, y todo estaba cubierto de nieve. ¿Acaso no saben que va a caer la del pulpo? No se veía el negro del asfalto, señores. Y qué decir de las aceras... Parece mentira, de verdad, que estamos en Europa, que estamos en los Alpes, que digo yo que sabrán que nieva todos los inviernos, y varias veces. Os digo que, en el pueblecito donde estoy, se las apañan mejor que en las grandes ciudades. ES QUE PARECE MENTIRA. Siglo XXI!!



Así que hoy ha sido toda una odisea la vuelta a casa. Un aplauso a los conductores de autobús que me han tocado porque qué majestría sobre la nieve.

Un poco más de profesionalidad, señores alpinos. De nada.

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